POEMARIO DE LA PROMO66

Friday, May 18, 2007

Historia de tres Princesas

Estimados amigos:

Agradezco los comentarios de los compañeros que me han manifestado su interés por compartir temas cotidianos, espirituales y familiares. Gracias a esto me he animado a revelarles otra página de mi diario íntimo, que habla de lo que los sicólogos - como nuestro buen amigo Pepe Salute- llaman: "el síndrome del nido vacío" .

A estas alturas, la mayoría hemos vivido la experiencia de ver crecer, cuidar y proteger a nuestras hijas, que son sin duda princesas y nuestras joyas más preciadas… y he aquí que de pronto aparece un don juan… un perfecto desconocido -o talvez demasiado conocido- y sin decir ¡agua va! , las arrebata de nuestro lado, dejándonos un vacío existencial muy difícil de llenar.

Con este tema me fumé una pequeña historia que ahora con gusto comparto con ustedes. Está dedicada a las que -como dijo Arjona- son el motivo de nuestros desvelos, ilusiones y esperanzas, las princesas de nuestros sueños: a todas la MUJERES.

La Pulga.

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Historia de tres Princesas

(La saga de la canción)

Quiero contarles la historia
de tres princesas de cuento,
que para breve poema
me ha servido de argumento.

De rancia alcurnia las tres,
con apellidos de España,
donde sus antepasados
bebían buen vino y champaña.

Asturias era el primero,
decían ser primas del Nóbel,
y de segundo: Castillo,
muy ostentoso y con brillo.

Pero un día sus ancestros
en un viaje sin escala,
se embarcaron con Colón
con destino a Guatemala.

Dueños de grandes fortunas,
por doquiera se extendieron,
y sus muchos descendientes,
como conejos crecieron.

Tras varias generaciones
de mezcla india y latina,
su sangre azul se perdió,
quedó tan sólo en ladina.

De este tronco grande y fuerte
se desprendió aquella rama,
que me servirá oportuna
para continuar la trama…

Trátase de una familia:
la reina, el rey, tres princesas.
todos eran muy sencillos,
sin delirios de grandezas.

Porque sus antepasados
la fortuna se gastaron,
y tan sólo el apellido
y el escudo les dejaron.

Lograron con gran esfuerzo
hacerse de un terrenito,
en el que muy diligentes
levantaron su ranchito.

Jugaban allí las princesas,
con gatos, perros y loros,
en tanto el rey muy celoso
las cuidaba cual tesoros.

Así vivieron tranquilos,
lejos de todos los males,
mientras crecían felices
entre plantas y animales.

Pero el rey se preocupaba,
algo lo hacía temer...
pues pronto estarían sus hijas
en edad de merecer.

-¿Quién será? se preguntaba...
¿quién será el hábil ladrón
que mis joyas mas preciosas
robe de mi corazón?--.

Y revisaba la lista,
mientras atento observaba
al sin fin de pretendientes
que en su sala se sentaban.

Por fin la mayor un día
habló a su father y dijo:
-He aquí a mi prometido,
con éste me quedo de fijo.

Su nombre es Hugo González,
de oficio administrador,
me gusta porque es buen mozo,
honrado y trabajador-.

Oriundo de Villa Sol,
es cariñoso conmigo,
y por su gran don de gentes,
nunca le falta un amigo...

-¿Y con qué os mantendrá?
dijo el rey aún preocupado...
viendo de pies a cabeza
al susodicho nombrado

-Es muy sano este chaval
pues tampoco fuma y toma,
y sacó en el Intecap
de “bartender” el diploma.

Ya no perdáis más el sueño,
pues posee una posada,
donde el plato principal
es sabrosa carne asada.

-No sigáis os lo suplico
que aún no he desayunado
y habéis, -lo juro por Dios-
a mis tripas despertado.

Os advierto jovencito
que esta niña es mi tesoro
y tendréis que valorarla
más que a la plata y al oro

Es inteligente y bella,
parlanchina y cariñosa,
y con título de máster,
que también no es poca cosa.

Si así lo queréis muy bien,
yo os doy mi bendición
siempre que en la tal posada
organicéis churrascón.

Y si no tenéis castillo,
por eso no os preocupéis;
hay un condominio mío
para que os trasladéis.

Llegó el turno a la segunda,
con ella fue diferente,
porque de nueva estrategia
hizo uso el pretendiente.

Como gato se coló,
de gran sigilo hizo gala:
y en las noches vigilaba
desde el sofá de la sala.

Y aunque le decía gatía,
como a ratón la cazó
y con gran tino y paciencia
a la reina conquistó.

El rey temía el momento,
-y su temor no fue vano-,
en que llegara el intruso
a solicitar su mano.

Acercóse el caballero
y le dio donde más duele,
cuando lo vio distraído
mientras miraba la tele.

Díjole entonces el rey
-Dime caballero osado:
¿sois acaso de alta alcurnia
o eminente potentado?-

Intervino la princesa,
profiriendo un ¡no! rotundo,
pero es venido de Reu,
que es la Capital del Mundo

Por feudo tiene una finca,
o al menos eso yo creo,
y cuando le doy un beso
¡me encanta su ronroneo!

Me ha ganado con detalles,
y es cabezón... de la Esso,
en dónde por estimado
tiene muy seguro el hueso.

Y siguiendo el cuestionario,
Dijo el rey inquisitivo:
-Y decidme caballero
-¿Cual es vuestro apelativo?-

-José Martín es mi nombre,
de oficio soy ingeniero;
Chaval de buenas costumbres...
y a la “gata”, yo la quiero.-

-Vaya confianza os dáis,
recordad que ella es princesa,
¡moderad vuestro lenguaje
pues os jugáis la cabeza!.-

Para su suerte y fortuna
la cosa no pasó a más,
pues la reina le dio al rey
un pellizco por detrás.

Se oyó entonces a la reina
que con voz dulce y serena
se dirigió al pretendiente
disimulando su pena.

“José Martín Mendizábal,
José - martín pescador-,
vaya perla que has pescado,
pues no encontraréis mejor”

Venís a pedir su mano,
toda entera os la entrego,
para siempre has de cuidarla,
¡no desestimes mi ruego!

Mas si otra cosa hacéis,
arriesgáis vuestro pescuezo
y en la espalda sentiréis
de mis puños el gran peso

Al ver la causa perdida
pronto el rey capituló,
y con gran dolor de su alma
la princesa le entregó.

Hicieron por fin las paces,
se organizó el parrandón,
en que los dos sus destinos
unirían con devoción.

La Antigua con sus volcanes
fue el marco de la gran boda,
cantó el coro y hubo disco,
siendo un gran éxito toda.

En opíparo banquete,
bebieron vino de marca,
y la fiesta aún se comenta
en todita la comarca.

Como si esto fuera poco,
fue tan solo la antesala,
la luna de miel pasaron
en las tierras del koala.

... y los meses transcurrieron,
mientras el rey meditaba,
y solo allá en lo profundo
de su corazón pensaba:

Ahora sólo me queda una,
de las tres la más pequeña,
la colocha, la que siempre
en ser traviesa se empeña.

Y cuánto la extrañaremos
cuando se vaya de prisa
y en las noches no escuchemos
el sonido de su risa.

¿Quién nos brindará su amor,
su alegría, sus canciones
y las fiestas tan ruidosas
que armaba en las vacaciones?.

Mas sintió que preocuparse
al final no tiene caso,
pues también alguien a ella
pronto le echaría el lazo.

Buscó entonces el buen rey
para disminuir sus cuitas,
con sus hijas compartir
y caerles de visita..

Y le sorprendió encontrarlas
de grandes amas de casa,
pues jamás en su castillo
lavaron nunca una taza.

No podía creer el cambio
Y felicitó a los yernos
Y juntos lo celebraron
y bebieron hasta el cuerno

Ahora ya se iban de picnic
a su castillo en la playa,
asaban carne y bebían
pasándose de la raya.

El rey al verlas felices
aunque fuera en otros brazos,
transformó su pensamiento
y así el rumbo de sus pasos.

De triste se tornó alegre
y en vez de restar, sumó;
pues sin perder a sus hijas
otros dos hijos ganó.

Esto sin contar nietos,
consuegros y familiares,
que pronto hasta su castillo
llegarían por centenares.


Epílogo

Este cuento como todos
también tiene moraleja
y es: “que la felicidad sincera
sólo se alcanza en pareja.”

El rey así lo entendió,
se lo dijo al Padre Onofre:
“mis joyas no se perdieron
sólo cambiaron de cofre”

De puño y letra de su Majestad
Oscarín II
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Muy lindo Pulga. Sos realmente un inspirado y versátil poeta. Manejás el poema humorístico con singular maestría y qué decir de la lírica, a la que contribuye el amor y el orgullo que sentís por tus lindas patojas. Un abrazo,

LF

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