POEMARIO DE LA PROMO66

Tuesday, May 12, 2015

MI MADRE

Al igual que Gónzalo  y su poema, seguramente producto de una muy buena aspirada o ingurgitamiento de los elixires del  Dios Baco; así como los de La  Púlex con esos sus bellos poemas dedicados a la MADRE,  a la madre ausente y a las Abuelas, les comparto este que escribí hace casi 15 años. Bendiciones a las Madres de todos, quienes aún las gozamos y amamos en la tierra  y a las que se adelantaron y son inquilinas del  Cielo. Saluti, di il Flaminetti.


“ . . . Cuando vio su apellido en mis poemas
halló la eternidad en sus pupilas
y vio la luna hundida en mis palabras”.
(fragmento deRadiografía de mi Madre”, Werner Ovalle López).          

 
             
                 MI  MADRE

MARGOT es el nombre de mi Madre amigos:
esposa, Madre, poetisa, abuela,
soñadora social que cuando pudo
a  otros seres iluminó en su vuelo.

Multifacética multiplicó su ayuda
y a cuanto humano en su sendero hubo
tendió la mano abierta, fraternal y amiga,
polinizó  la dádiva y entrega pura
recorriendo caminos de esperanza y vida,
saciando el hambre de cualquier mendigo
que por fortuna suya e iluminación divina
Margot mi Madre en su encuentro vino.

Prolífica multiplicadora de conciencia
fundó refugios, albergues y cobijos
a quienes  abandonados en el sendero
por sus hijos, encontraron en Margot
mi Madre su arropaje.

Y a  muchas mujeres
que desviaron su camino,
y que por esos inciertos  del destino
se alejaron de la vida, del mundo,
del hogar y de sus hijos,
encontrándose no sin sorpresa
en una cárcel maloliente y fría,
entre oxidados barrotes encerradas,
mi madre pródiga fundó para sus niños,
un grande Hogar  y bautizóle  con el nombre,
de JUAN XXIII el franciscano,
a quien la cristiandad mundial con gran atino
le puso de inmediato el PAPA BUENO”.

Con ese gesto,
sin altivez, sin arrogancia,
ante una sociedad
indolente, infamante y desunida,
mi madre humana, sideral y amiga
a esas presas prodigó el  abrigo
y brindo cariño esencial y compasivo.

 Sus convicciones de solidaridad,
de apoyo y ser columna,
por todos lados se brindó oportuna
construyendo caminos de sostén
y  humilde ayuda,
que no recuerdo
con precisión exacta
a cuantas obras de caridad
les dio la cara,
y tuvo gestos de dádiva sencilla
con su estatura  humana
que  jamás ni nunca,
con humildad devota
y grande altruismo
impregnado de sólo amor
sensible y solidario,
la intención de buscar
las alabanzas tuvo,
porque en su devenir
de compasión y ayuda
y con grande humildad esa señora
jamás lisonjas, títulos ni honores
mucho menos distinciones,
o pleitesías vanas,
ni  homenajes comunes
buscó de nadie en recompensa,
pues esa su bondad  constante
y su  siempre firmeza dadivosa,
lo único que la animó fue su nobleza.

Recuerdo que de niño
me acercaba a darle besos,
a deslizar mis dedos
para sentirlos fríos,
entre la ensarta abundante
de su pelo con sus rizos,
en aquella ondulante
madeja de mechones
con un color homogéneo
al  azabache.

Y ella presta respondía pronto
con la ternura del amor inmenso,
y ese gesto de dulzura,
de mimos y cariños,
que desde el vientre
sentí me prodigaba vehemente,
esa sencilla mujer
que en  un septiembre bendecido
estampó su  firma y su  luz dándome vida.
De niño me aprisionó en el  amor de toda Madre
y al lado de mi cama estuvo siempre
cuando algunos dolores me aquejaban
y prontamente mis cuitas se calmaban,
pero también con adhesión benigna
me adoctrinó  en rezar el  Padre Nuestro
y antes de dormir recuerdo ahora
yo siempre quedaba en brazos de MARÍA.

De adolescente me forjó destino,
y por ella es lo que sigo siendo amigos míos:
un poeta cantor de la esperanza
un hombre guerrero y combativo
un ser humano flexible y transigente
un trovador del canto empedernido
un soñador en alcanzar quimeras
con la exacta decisión
de un hombre renacido
y la impronta claridad
que hay en mi vida.  


Flaminio Bonilla Valdizón.


Guatemala, 13 de septiembre de 2000, día en que cumplí 50 años de vida.    

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