POEMARIO DE LA PROMO66

Tuesday, January 08, 2013

Remembranzas de fin de año


Cuando finaliza un año
en la vida del humano,
se acrecienta aquella historia
del terrenal transitar
por los caminos del mundo.

Se acumuló otro crepúsculo,
nos caló duro el  invierno,
nos roció la primavera,
y muy atrevidamente
acaloró  aquel  verano.

Pero inexorablemente
el otoño de la vida
nos inquieta
y nos trastorna,
nos hace retomar temas
de algunas ciertas vivencias,
unas crueles e inhumanas
otras suaves y piadosas,
conjuntando en todas ellas
un gran miedo por la muerte.

Porque vemos temerosos
que somos unas minucias,
a  quienes un  CREADOR
artista de hombre su  fisonomía,
con  deidad  y omnipotencia
nos  insufló   el aliento
y  nos  regaló la  VIDA.

Pero en el devenir de la existencia
nos vemos menos terrenos,
no tenemos más aquella
soberbia y grande templanza,
de los añorados años
hace tiempos  ya pasados,
de los impetuosos vientos
de la fogosa y vibrante,
juvenil siempre ardorosa,
turbulenta  y enredada
edad de la adolescencia.

Cuando siempre alborotados
imprimimos nuestros bríos
en todos aquellos sitios
que cual luz de alguna hoguera
nos daban la bienvenida
y calor nos  estampaban
en la fulgurante vida.

Pero cuando damos vuelta
a ese ingrato calendario,
esos otrora brillantes
momentos con oropeles
instantes siempre impetuosos,
nos  invade la nostalgia
y presente en la morriña
el revuelo y el impulso,
por aquellas siempre limpias
pinceladas de entusiasmo
y todas esas quimeras,
esas inquietudes nuestras
de alcanzadas utopías,
nuestra imaginación vehemente
de vivir  adulterando
nuestras  tantas  fantasías,
y nuestro sueño dorado
de jamás tocar las puertas
del  arribo a ese invierno
de la vejez y el ocaso,
sentarnos en la mecedora
cargando a esos retoños,
a quienes DIOS  algún día
nos  prestó para mimarles
amarles y consentirles
esas grandes travesuras,
y sentir que nuevamente
aunque sea en nuestros sueños,
somos esas pequeñas criaturas
tremendas y revoltosas
bulliciosas y golosas
a quienes les llaman nietos.

Y con cierta  chanza alguna,
impregnada de  ironía
nunca nos hicimos bolas
y en broma siempre pensamos . . .
no más filas en los bancos
ni en supermercados colas,
y aunque lentos y achacosos
no pagaremos transmetro,
ni obligación ya tendremos
de pagar al municipio
ese cuadrado  boleto
por mantener el ornato.

Nos sentimos  muy   lozanos,
creídos  siempre  arrogantes
que el tiempo se detenía.
Y jamás en nuestro espíritu
pensamos en ese día
que la muerte ganaría
y   vencería a  la  vida.

Guatemala, diciembre de 2010.


Flaminio Bonilla Valdizón.