Un recuerdo de pasadas navidades
Llegó diciembre, el mes más esperado,
con parabienes de familia y amistades.
Surgen nostalgias de lejanas navidades,
recuerdos son de quienes ya nos ha dejado.
En su rincón favorito de la sala,
con suave aroma de pino y manzanilla,
siempre cumplió, el nacimiento de la Tía,
la cristiana tradición de Guatemala.
Base, de rústicos cajones de jabón;
telón de fondo, un desértico paisaje,
donde tres reyes buscan con ilusión
la morada de un humilde personaje.
A la sombra de montañas y volcanes,
entre ríos de cristal y sus cascadas,
nadan los cisnes y patos en bandadas
sobre lagos de espejo y celofanes.
Pinceladas de aserrines de colores
trazan sinuosas veredas y caminos,
por las que vagan devotos peregrinos
junto a rebaños de ovejas y pastores.
La humilde choza, la iglesia del poblado,
el alfarero y sus cántaros de arcilla;
todo transpira la fe firme y sencilla
de la autora del místico tablado.
Y allá, en el centro de todo el nacimiento,
en un humilde pesebre, entre las pajas,
al concierto de los pitos y sonajas,
está por realizarse el gran portento.
En un pesebre, de improvisada cuna,
José y María, los padres dedicados
recibirán parabienes prodigados
hasta del astro rey y de la luna
Del cielo penden estrellas luminosas,
y las legiones de alados serafines
llevan la nueva al final de los confines,
entre algodones de nubes vaporosas.
En un reloj se oyen doce campanadas ,
y resuena el estallido de cohetillos,
confundido con los gritos de chiquillos,
que así celebran la última posada.
Y la familia en actitud devota
de rodillas se ha puesto ante el infante,
su faz deslumbra con propia luz radiante
como el lucero de bóveda remota.
Por ese Niño que es rey de las naciones
se elevan oraciones en murmullo,
duermen los cantos y voces con su arruyo
a quien nos trae la paz y bendiciones.
Hoy me pregunto si en éste u otro mundo,
próximo ya el gran advenimiento,
¿en que lugar recóndito y profundo
hará la tía su nuevo nacimiento?…
tal vez acaso busque en el firmamento
a los mismísimos arcángeles del cielo
para cumplir con su mayor anhelo
de celebrar del Niño el nacimiento.
La Pulga